jueves, 9 de octubre de 2014

Kv 626: El Réquiem de ADONAI

A sus 35 años, antes de morir, Wolfgang A. Mozart escribió su obra maestra en el catálogo Köchel identificada con el número 626: "misa de Requiem" por encargo anónimo (años después se supo que era bajo encargo de un aristócrata músico aficionado a quien la muerte de su esposa le había significado una pérdida tan grande que quiso hacer pasar una obra de alta magnitud como suya para el funeral).
Mozart no logró terminar su misa de Réquiem, enfermo y cansado murió antes, y es bueno mencionar, que la escribió más con la idea para su propio funeral, que por el encargo "anónimo", y ésta obra fué concluida por su discípulo Franz Xaver Süssmayr.
Mozart fué iniciado en la masonería en la logia Zur Wohltätigkeit (‘beneficencia’) el 14 de Diciembre de 1784 bajo el rito Zinnendörf, 7 años antes de dejar este plano material el 5 de Diciembre de 1791.
Mucha podría ser la simbología y coincidencias desde el punto de vista masónico, cabe señalar que en aquella época la iglesia católica no tenía conflicto alguno con la práctica de la masonería, de ahí se desprende la gran diversidad de obras de música sacra de Mozart como la "Misa de Coronación" Kv. 317.
Sin lugar a dudas, la misa de Requiem (o más comunmente "El Requiem") de Mozart, por su complejidad, su majestuosidad, su grandeza, belleza, fuerza y candor, es la obra más grande escrita por un genio, cabe destacar que la Novena sinfonía de Beethoven es más popular y más escuchada, además de que la temática del poema de Schiller "Oda a la alegría" contrasta con el Requiem de Mozart en que uno evoca la vida, el otro, la obsesión de su autor por la muerte.
Tan grande es el significado y majestuosidad de ésta obra, que su propio autor a sus 35 años no logró terminarla ni mucho menos que se interpretara en su propio funeral ni en el funeral para la que originalmente fué el encargo, es sin duda y por las circunstancias en las que el genio aplicó toda la fuerza de su espíritu para lograrla, que es indiscutiblemente una obra encargada, compuesta y transmitida por el TODOPODER-SO para manifestar su poder y refrendar su pacto con la humanidad, después de todo, la vida se sostiene por la muerte.
Una obra cuya necesidad nace del profundo amor de un hombre por su mujer que se atreve a encargarla al genio más grande de todos los tiempos para honrarla, que el genio escuchando la Gloria del Cread-r la percibe, la idea y la plasma, que es tan bella que decide intentar quedársela pero que pasa al plano espiritual desde el momento mismo de su concepción y la deja inconclusa, que sólo un discípulo cercano a él, conociendo las tendencias y genio de su maestro, quiere, sabe, osa mas no calla y la concluye dentro de la misma majestuosidad.
Tal obra sólo puede ser el propio Requiem de Dios...










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